lunes, 18 de febrero de 2008

Entrevista con la bailaora Ana Salazar

Ana Salazar, cantante y bailaora de flamenco. Entrevista
“A mi manera, lucho por el flamenco”
Silvia Calado. Madrid, octubre de 2007
Baila por seguiriyas. Canta a Adela la Chaqueta. Transforma ‘chansons’ en bulerías. Y no va de flamenca. Ana Salazar parte de lo jondo, pero su lenguaje se ha ido haciendo cada vez más universal. Así lo muestra en su tercer trabajo discográfico ‘Claros del alma’, el que considera su “primer disco personal”. Contiene versiones de aquí y de allá: desde Mercedes Sosa a Lola Flores, pasando -bien sûr- por Edith Piaf. También hay composiciones del guitarrista José Luis Montón, con recuerdo a Adela la Chaqueta incluido. Y hay dos temas propios, que la cantante y bailaora gaditana ha creado mano a mano con el percusionista Guillermo McGill, productor y director musical de un disco que suena un poquito a nana.
Ana Salazar (Foto Daniel Muñoz)
Desde la edición de ‘Ana Salazar canta a Edith Piaf’, además de defender el disco en directo, has participado en proyectos tan diversos como el musical ‘Tarantos’. ¿Cómo has evolucionado?
Creo que este es mi primer disco personal. ‘Ana Salazar canta a Edith Piaf’ fue un encargo maravilloso, que me dejó llena de regalos. Dentro de esos regalos, había cosas buenas y cosas no tan buenas. Y estas son las que me hicieron aprender mucho. Ha sido una época de mucho conflicto emocional y de movimiento interno en general. Después de la tormenta siempre llega la calma y, con la calma, llegó ‘Claros del alma’.
¿Sentías la necesidad de hacer un disco más tuyo?
En estos cuatro años, he disfrutado de la buena música. He estado tranquilita. Aunque he trabajado mucho, hasta ahora no he estado liada con un disco. Y no me he complicado la vida para hacerlo. Durante este periodo han ido apareciendo los temas, aunque muchos ya estaban anteriormente porque han pasado por mi vida. Todos tienen un porqué. Otros han aparecido a última hora. Y, en general, el disco creo que refleja mi momento personal y profesional.
¿Cómo fue la fase de selección de temas, de los músicos y la grabación?
Como había tiempo, es un disco hecho con la más absoluta tranquilidad en casa. Está creado cuando se iba creando mi hijo, que es algo que lo hace muy particular, maravilloso y único. He elegido una formación que me gustaba, que hace del disco algo muy particular. Lleva guitarra flamenca, guitarra eléctrica, batería, bajo y contrabajo. Hay versiones de Mercedes Sosa, de Lola Flores, de Luz Casal, hay un tema de Pavel Urquiza, dos temas de José Luis Montón, dos temas propios míos... Y en el álbum sucede lo que ha ido sucediendo a lo largo de mi vida, un poco con la sensibilidad más flor de piel por el estado en el que me encontraba.
Ana Salazar (Foto Daniel Muñoz)
¿Hay un porqué para la elección de esas canciones, esas versiones?
El tema de Mercedes Sosa, por ejemplo, se lo escuché a Chavela Vargas. Se llama ‘Las simples cosas’. Uno siempre vuelve a los mismos sitios donde amó la vida. Y luego pasa que cuando vuelve, las cosas que amó ya no están. Pero piensas que estaban. Llevo ocho años aquí en Madrid. Al principio, tuve una época que no sabía si quedarme, si volverme a Cádiz. Me compré el billete de vuelta, preparé mis maletitas. Y por la noche fui a la Fnac, me compré un disco de Chavela Vargas, escuché este tema... Y no me fui. Se me ha quedado clavado para los restos porque después han pasado muchas cosas en mi vida: grabé el disco de Piaf, he encontrado un amor, tengo un hijo maravilloso, vivo en la sierra y estoy feliz, tengo amigos, tengo muchas cosas aquí.
Sigues con Edith Piaf. Y abriendo el disco...
Sí, sigo con Piaf porque sigo amando a Piaf. Seguimos haciendo el espectáculo, sigo escuchándola, seguimos haciendo versiones. Y el tema ‘Más azul que tus ojos’ ya lo tenía en el directo y en la ‘Chanson flamenca’. Es mi más sincero homenaje a ella.
Y también hay una versión del ‘Pena, penita, pena’ de Lola Flores...
No podemos olvidar la copla, no podemos dejarla de lado. Tenemos que luchar por ella a nuestra manera, a la manera de cada uno hoy en día. Es de lo mejor que hay en España, esa cantidad de letras... En este caso, ‘Pena, penita, pena’ fue la primera copla que yo escuché. Y como a Lola Flores la admiro mucho también, me pareció que tenía que estar.
Ana Salazar (Foto Daniel Muñoz)
Aunque, en la forma, no tiene nada que ver con una copla al uso.
Yo respeto a todo el mundo, pero tengo que respetarme también a mí misma, mi forma de pensar. La pena para mí no tiene esa rabia ni ese coraje. Mi pena es más tranquilita.
¿Qué componente flamenco tiene en este disco?
Sigue estando en mi alma. Yo no hago flamenco, pero sí parto de él. A mi manera, lucho por el flamenco.
¿Y musicalmente?

"Adela la Chaqueta en la época en la que ella estuvo en la tierra, no se llevaba ser como era"
Hay una guitarra flamenca de Josete Ordóñez. Y hay, por ejemplo, un tema muy flamenco, ‘Como Adela por la vida’ de José Luis Montón. Adela la Chaqueta en la época en la que ella estuvo en la tierra, no se llevaba ser como era y menos siendo de raza gitana. Ella iba con unos tacones de aguja constantemente, con una energía muy rompedora para aquella época. Yo he sabido que iba a la playa y tomaba el sol... en condiciones. Que lo sé por una persona que trabajó con ella mucho tiempo, lo sé por familiares que me han contado de ella, estaba mucho con Alfonso de Gaspar, que era tío mío. Ese tema sí es muy flamenco. Y José Luis Montón impregna de flamenco el disco.
En el trasfondo rítmico, se escuchan bulerías, tangos, alegrías...
Todos los ritmos son flamencos, menos el ‘Penita, pena’, que va más por blues. Hay bulerías, la ‘Alucinación’ de Pavel Urquiza es una alegría... Y, por cierto, tengo que agradecerle haberme dejado que cambie La Habana por Cádiz en la letra.
Y está también en tu actitud, ¿no?
En este tiempo he aprendido también, he dado clases de canto y cuando te pones a interpretar una canción, te sales del flamenco, evidentemente. Si tienes otro conocimiento, le aportas ese conocimiento, no se lo quitas. Y eso lo hace menos flamenco todavía. Mi flamenco es real, no es que haga un gorgorito, es que me he criado ahí. Entonces eso está en mi piel y no me lo arrebata nadie, haga yo lo que haga.
¿Pero sigues con ganas de presentarte como bailaora al Concurso de Córdoba?
Jajajaja. No, no, porque ya es que tu cuerpo cambia. Descubriendo un lenguaje diferente e incluyéndolo en tu piel, tu lenguaje ya se hace universal. Y ya no puedes tirar para atrás. Las cosas se quedan, vas sumando conocimientos y vas aportando. Rebajar esa aportación sería ingrato, sería faltarme el respeto a mí misma. Y me refiero a lo que consideran los flamencos que es algo flamenco. La forma flamenca, los pasos flamencos. Yo sé cuáles son las formas que ellos dicen que son más flamencas y los pasos que son más flamencos, porque yo he sido una de esas flamencas de las que han dicho “qué flamenca baila”. Yo he tenido eso. Quien me conoce, sabe que estoy diciendo la verdad. Quien me haya visto bailar antes por soleá, sabe que he tenido eso. Y si abren un poquito, tengo eso porque mi alma es flamenca. Lo digo con toda la humildad del mundo, porque uno sabe lo que hace y lo que es.
Ana Salazar (Foto Daniel Muñoz)
¿En directo sigues metiendo baile?
Sí, sí. Por ejemplo, ahora en el nuevo directo de ‘Claros del alma’ llevo una seguiriya, que es un tema instrumental de Guillermo McGill y no está en el disco. Se llama ‘Desierto de un señor’, pero yo le he cambiado el nombre y le he puesto ‘Mi soledad’. Y es una seguiriya que fusiona flamenco y jazz y que me la ha montado la bailaora gaditana Rosario Toledo.
En ‘Ana Salazar canta a Edith Piaf’ había coletillas, muchas ‘patás’, mucho color en general de baile. En este directo, como me siento más segura en el cante, se van a diferenciar más mi faceta como cantante y mi faceta como bailaora. Voy a hacer una pieza entera por seguiriyas y canciones sueltas.
¿Por qué Rosario Toledo?
La admiro mucho profesionalmente. Me parece que va por muy buen camino, que está aprendiendo siempre con buen pie, de una manera firme y pausada. Y además es mi amiga del alma, la quiero mucho. Estoy muy contenta de su carrera y de su persona.
¿Coinciden la formación del disco con la del directo?
Llevamos a Guillermo McGill a la batería y a la percusión, a Israel Sandoval a la guitarra eléctrica, el bajo de Josep Pérez, el acordeón de Cuco Pérez, la flauta de Juan Carlos Aracil y la guitarra flamenca de Josete Ordóñez.
El papel de Guillermo McGill va más allá, pues firma como productor y director musical del álbum. ¿Cuál es su aportación?
Le doy las gracias por el día a día, por aguantarme, por apoyarme. Es una cosa muy personal. Yo no he estudiado música, pero este disco tiene mucho de mí, tiene muchas charlas con él. Él ha puesto los acordes, pero yo le he explicado lo que quería en cuanto a interpretación en cada tema. Y él me ha aguantado el tiempo necesario para que yo le pudiera explicar todo lo que quería que estuviese en este disco. Las versiones, los arreglos... son fruto de su mano y de nuestras dos cabezas.
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